Desde muy joven un extraño magnetismo me mantiene pegado a las artes
Cuando salí de pre-primaria mi maestra le pidió a mis padres los cuadernos de colorear para guardarlos. No es algo que sé porque me lo contaron, tengo ese recuerdo en mi memoria; mi maestra y mi madre sentadas en las pequeñas sillas de kínder, hablando y repasando las páginas de mis coloridos cuadernos. Supongo que fui un “fenómeno” que no se salía de la línea... eso, o que mis compañeros eran un desastre.
Aunque ese evento de mi infancia es un mérito menor, los piropos que recibí han debido ser una gran motivación, pues desde ese entonces no he soltado las artes.
Tomé clases de pintura, tanto en Caracas como en Santo Domingo. Aún continúo buscando mi propio trazo y espero nunca encontrarlo; la búsqueda es muy inspiradora.
Inicié en diseño gráfico y publicidad desde muy joven. A los 15 años quizás fui el empleado más joven del departamento de arte final de una agencia de publicidad en Caracas.
Llegué a República Dominicana en diciembre de 1985 y casi inmediatamente conseguí un cliente con el diseño de unos folletos. De allí inició mi carrera empresarial pues me asocié con el mismo cliente y montamos una agencia de publicidad. Al tiempo le compré a mi socio su participación y continué como independiente.
En 1993 se me presentó la oportunidad de emplearme justo después de mi matrimonio y abandoné por 8 años mi carrera como diseñador y empresario. Elegí tomar el camino de la publicidad como ejecutivo de cuentas pues entendía que desde esa posición podía involucrarme en todas las áreas de una agencia. Al fin y al cabo como independiente hacía de todo. Entre mis argumentos para tomar esa decisión, recuerdo que dije una frase que terminó siendo irónicamente lapidaria “no me imagino toda la vida sentado detrás de una mesa de diseño”.
¡Cómo cambian las cosas! 20 años después boté con gran gusto la llave del grillete que me ata a la mesa de diseño.
Luego de pasar con relativo éxito por algunas grandes agencias, con grandes nombres y atendiendo a grandes clientes, la “espinita” de volver al mundo empresarial se activó y me asocié con mi hermano y montamos una agencia de publicidad.
La dinámica del negocio me permitía diseñar de manera intermitente, pero la administración, el manejo ejecutivo y el servicio al cliente, me absorbían la mayor parte del tiempo.
Un nuevo negocio se nos presentó en el camino y poco a poco fuimos abandonando los servicios publicitarios y nos enfocamos en pre-prensa flexográfica.
La abrupta subida del dólar y la crisis bancaria de 2002 llevó a pique a nuestro principal cliente, y con éste, a nosotros. Un inversionista rescató al cliente y compró nuestra participación en el negocio de servicios de pre-prensa. Salimos de esa, pero nos encontramos casi sin trabajo.
Desde entonces, con algunos clientes que aún teníamos y otros que han ido llegando, mi hermano y yo tomamos caminos separados y continué como independiente, enfocándome en diseño gráfico, diagramación y los servicios relacionados a este mundo.
En estos 11 años he cultivado un gran amor por el diseño gráfico y —aunque casi todo es por computadora— mi proyecto inmediato es hacerme de una de esas viejas mesas de diseño.